viernes, 11 de noviembre de 2016

Las cineastas entierran al príncipe azul

“Prostitutas, amas de casa o profesionales de oficios mayoritariamente ejercidos por mujeres”. Es la caricatura de la cineasta Cecilia Bartolomé sobre los papeles que el cine masculino reserva tradicionalmente a las mujeres. Esta directora, con más de siete décadas de una intensa vida a sus espaldas, sigue en la lucha por hacer películas con una mirada femenina y llevarlas a las pantallas. Como ella, una docena de colegas se han dado cita en el Sevilla Festival de Cine Europeo (SEFF) para luchar contra los roles que les atribuyen, hacer frente a una industria dominada por hombres y enterrar de una vez para siempre a los príncipes azules. “Caperucita, si te enamoras, cierra los oídos y cierra la boca”, cantaba irónicamente la protagonista de Margarita y el lobo, el trabajo de fin de carrera de Bartolomé a finales de los sesenta. Desde entonces, esta incansable rebelde, ha hecho cine de mujer. Cuando en 1978 dirigió Vamos Bárbara, Bartolomé se negó al final que le proponían para asegurarse el éxito en taquilla. La directora y coguionista no entendía que una profesional que huye de su esposo con su hija buscándose a sí misma terminara sometida a otro hombre. Así que su protagonista abandonó al nuevo príncipe azul en una gasolinera y siguió su camino. No elude la denuncia. Al contrario, la alienta. Pero no es el eje de su obra, sino la creación desde su propia óptica. Y, como miembro de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), no se cansa de evidenciar que los puestos directivos de esta industria están copados en más de un 70% por hombres, por lo que tanto en la pantalla como detrás de ella, el cine tiene un género predominantemente masculino. Pero se resiste a considerar su filmografía como feminista, al igual que la francesa Marie Losier, la creadora de The ballad of Genesis and Lady Jaye que ha visto premiados sus trabajos en festivales y exhibidos en el MoMA de Nueva York y el Pompidou de su país natal. “No me gustan las etiquetas. La realidad es más compleja”, defiende.
 FUENTE: El Pais

lunes, 7 de noviembre de 2016

Guía práctica para ser un hombre feminista.



1. Escucha

52411eb39e2ec6d6905912cdc4050f51Esto significa dejar que la persona se exprese. Parece fácil, pero normalmente os cuesta. Es necesario tener paciencia, haber tirado al cubo de la basura todos tus prejuicios. Abrir bien la mente, las orejas. No hacer gestos repletos de condescendencia. Esto es: olvídate de las risitas, los toques en el hombro, los “pero nena” y cualquier otra expresión, postura, comportamiento que haga referencia a la inmadurez de la que te está hablando y al poder que tú tienes en tu infinita sabiduría. Espatarrarse y señalar todo el rato con el dedito, tampoco ayuda, ya te lo digo yo.

 

2. Calla

No hace falta que interrumpas todo el rato o que tu opinión lo abarque todo, NO-HACE-FALTA, porque hablas desde el privilegio masculino.  Ya sé que tú no sientes tener ningún poder, que te parece algo invisible que existe pero está fuera de ti, en el resto de hombres, pero no es así, tú también lo tienes. SISTEMA PATRIARCAL. Si eres pro-feminista o te interesa, comienza a tomar en cuenta todo lo que eso significa y asume tu parte de responsabilidad.  ¿Qué tal si observas antes de entrar a matar con tus absurdos comentarios no documentados, basados en experiencias ULTRA MEGA PUNTUALES y machistas? ¿Qué tal si preguntas antes de ofender? ¿Qué tal si te acercas al feminismo con humildad? No tienes porque saberlo todo, así que si dejas de estar a la defensiva, te harás un favor a ti y a nosotras.

3. Empatiza

Si las mujeres estamos sacando toda esta rabia e indignación, si escribimos sobre acoso, sobre diferencia salarial, si grabamos vídeos para expresarnos, si tenemos blogs, si es una experiencia compartida MUNDIALMENTE, ¿por qué nos sigues juzgando? Haz el esfuerzo, el trabajo de bajarte de tu pedestal y de ver, sentir, escuchar que lo que te cuentan no tiene nada de divertido, nada de normal. ¿Crees que son quejas sin importancia? Lo lamento mucho- en realidad, no-, pero para nosotras esas “quejas sin importancia” son el pan nuestro de cada día, y aquí estamos, explicando de nuevo los motivos de porque estamos en la lucha (y créeme, ya van dos millones de veces las que repetimos el mismo argumento).

4. No a las actitudes (pasivo)agresivas

Muchos hombres decís no ser violentos. Luego os pasáis el rato haciendo chistes machistas, homófobos, racistas, incluso empujáis con malas formas a vuestros propios amigos, pero eh, todo es buena onda. Teóricamente es un código de machos que yo no puedo comprender, ya que al ser mujer mi instinto buen-rollero y maternal me hace buscar ansiosamente la paz mundial, pero lo cierto es que para mí es una burda muestra de fuerza para marcar territorio y, que quieres que te diga, pero al amigo en cuestión, no lo veo nada agradecido por mucho que calle (no vayáis a acusarle de “nenaza” o “maricona”, todo muy poco machista y homofóbico, claro).
De otra parte, si no sois directamente violentos con las mujeres, intentáis ejercer sobre nosotras chantaje emocional, dejarnos en ridículo, en fin, mostráis actitudes super conciliadoras que nada tienen que ver con la necesidad imperiosa de dominar todo. Si alguna de nosotras pide que bajéis el tono, cambiéis el vocabulario, o nos negamos a ir de comprensivas y a dar justificaciones, os sentiréis super ofendidos. La culpa obviamente es de la persona imbécil que ve agresión en palabras como “puta”, “muerde almohadas”, en actitudes manipuladoras o en “toques entre amigos” (sigo recordando la cara de “felicidad” de tu “amigo”). Así que comenzáis a soltar indirectas, volvéis a elevar el tono, a atacar personalmente (lo de quejica va en esta línea).
Cuando finalmente una mujer responde con contundencia, la maleducada y agresiva es ella. Ella se ha defendido. Ha explicado porque le molestan esos chistes, no tiene porque soportar más ataques. El agresivo es el tipo impertinente, aunque no haya levantado ni una sola mano.

5- Se más democrático

Si tú hablas doce veces más que la persona que tienes al lado, si no empatizas, si no escuchas, si no respetas turnos, si eres (pasivo)agresivo, si no te preocupa el otro, si no sales de tu propio ombligo, ¿cómo quieres acercarte al feminismo? ¿cómo quieres crear espacios más democráticos donde participen las mujeres?
En definitiva, lo que pido es algo muy claro: DEJA DE SER UN MACHO ALFA, deja de marcar paquete, hay vida más allá de tu miembro viril, la masculinidad que te dijeron que pusieras en práctica ES UNA MIERDA.
Y antes de que me digan que hay mujeres así, sí, las hay, y solo están adoptando comportamientos patriarcales, así que el ejemplo no me sirve de nada.
¿Me he quejado mucho? Quizá. Pero no me importa.
Por cierto, si quieres ver qué propuestas tenemos las feministas en política u otros ámbitos, no es tan complicado, en internet tienes mucha documentación. Si has llegado a este blog, puedes llegar a ella. Ánimo.

Fuente del artículo:  http://www.locasdelcoño.com/2016/01/guia-para-ser-un-hombre-feminista/#

Al ritmo actual, la igualdad económica entre sexos no llegará hasta 2186

Un informe del Foro Económico Mundial advierte sobre una ralentización en la reducción de la desigualdad de género. “El mundo se enfrenta a un desperdicio del talento al no actuar con rapidez para frenar la desigualdad de género. Esto podría poner el crecimiento económico en riesgo y privar a las economías de la oportunidad de desarrollarse”, según el último Informe Global de la Brecha de Género 2016 del Foro Económico Mundial. El documento concluye que la igualdad económica entre sexos podría tardar unos 170 años en producirse al ritmo actual y advierte de un drástico frenazo en los avances de los últimos años. “Esta ralentización se debe en parte a los desequilibrios crónicos en los salarios y en la participación en el mercado de trabajo, pese al hecho de que en 95 países, el número de mujeres universitarias es igual o mayor que el de hombres”, señala el estudio. El Foro Económico resulta contundente en su análisis tras realizar la comparación anual de la desigualdad entre hombres y mujeres en logros educativos, salud y supervivencia, oportunidades económicas y empoderamiento político. El informe estima que la brecha de género se sitúa en el 59%, la mayor tasa de desigualdad desde 2008. El empeoramiento de la situación de las mujeres se debe al aumento de la desigualdad salarial. “Las mujeres ganan de media poco más de la mitad de lo que ganan los hombres, a pesar de que en general trabajan más horas (teniendo en cuenta tanto el trabajo remunerado como el no remunerado)”, sostiene el documento, que tambien alerta sobre el estancamiento de la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y la escasa representación en puestos de responsabilidad. La conclusión ante el nulo avance del último año es que el Fondo Económico estima que la desigualdad económica entre hombres y mujeres tardará 58 años en alcanzarse que en el informe del año pasado cuando esperaba que esta brecha se cerraría en 2133. Mayor riesgo para las mujeres "El lento avance hacia la igualdad de género, especialmente en el ámbito económico, supone un riesgo especial teniendo en cuenta que es posible que muchos trabajos que emplean a una mayoría de mujeres sean los más afectados proporcionalmente por la era de la disrupción tecnológica", alerta el documento. Un informe de la OCDE asegura que de media, el 9% de los trabajadores de los países desarrollados "están en riesgo" por la llegada de la inteligencia artificial, drones, impresoras 3D y otros avances tecnológicos. Otro informe del Foro Económico Mundial de Davos concluyó que hasta 2020 se perderán unos cinco millones de puestos de trabajo en todo el mundo por la "cuarta revolución industrial". "Mujeres y hombres deben actuar como socios a la hora de gestionar los retos a los que se enfrenta el mundo en el que vivimos… y también a la hora de aprovechar las oportunidades. Ambas voces son fundamentales para garantizar que la Cuarta Revolución Industrial cumpla las promesas realizadas a la sociedad", afirma Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. España rezagada España no permanece ajeno a este fenómeno. Nuestro país no ocupa un puesto muy digno en la clasificación del informe Global de la brecha de género 2016 que elabora el Foro Económico Mundial —se sitúa en el lugar 29 de 144 países— sobre todo si se compara con la posición (11) que ocupaba hace 10 años. Respecto al año pasado, España retrocede cuatro puestos. En la clasificación que el Foro Económico Mundial elabora tienen en cuenta la participación y oportunidades económicas, en el que España cae a la posición 72, cinco menos que el año pasado. En nivel de educación, asciende al puesto 43 desde el 47 de 2015. Y en representación política, se sitúa en el 26, la misma posición del año pasado.

6 frases erróneas sobre la violencia de género que tenemos que dejar de repetir




Hoy publicamos una noticia que podemos aplicar a nuestra vida diaria, se trata de modificar el lenguaje sexista que en algunas ocasiones escuchamos y que para nada son correctas, debemos de hacer lo que esté en nuestra mano para potenciar un lenguaje inclusivo y no sexista, en el que se aprecie realmente el valor de las personas y no se haga distinción ni se jerarquice a las personas con las palabras.



Fuente: http://elmeme.me/julia_kaiser/6-frases-erroneas-sobre-la-violencia-de-genero-que-tenemos-que-dejar-de-repetir_127420





1. “Violencia es violencia, no importa el género”. Esta es una afirmación simplista, que no tiene en cuenta que de hecho, sí hay distintos tipos de agresiones con distintas connotaciones. Como argumenta Malena Pichot en La violencia no es una: “No es lo mismo que dos hombres se caguen a piñas, a que un hombre cague a piñas a un o una menor. No es lo mismo que dos mujeres se caguen a piñas, a que una mujer cague piñas a un o una menor. No es lo mismo que te cague a piñas un compañero de clase a que te cague a piñas un profesor. No es lo mismo que te cague a piñas un desconocido en la calle a que te cague a piñas un policía. No es lo mismo que te secuestre un criminal común a que te secuestre una organización paramilitar del estado.” Históricamente se ha considerado a la mujer como alguien inferior al hombre, como alguien que de una forma u otra tiene que servirle y cumplir sus expectativas. Esta dinámica de dominación se manifestaba en formas más explícitas antes y se sigue manifestando en formas más sutiles (y a veces no tanto) ahora. Una agresión califica como violencia de género cuando en la violencia hacia una mujer tiene un trasfondo de machismo, una creencia arraigada y a veces no del todo consciente de que esa mujer es inferior o es una especie de objeto o propiedad del hombre.  





                          
2. “Si una mujer le pega a un hombre, también es violencia de género”. En realidad, no. Si una mujer le pega a un hombre es lisa y llanamente violencia. A secas. Por supuesto que si una mujer agrede física o psicológicamente a un hombre este sería la víctima, pero eso no significa que sea violencia de género. Como explica Miguel Lorente Acosta en La violencia no tiene género, el género sí tiene violencia: “Estas circunstancias y características son las que dan lugar la violencia que sufren las mujeres a manos de los hombres en la sociedad y dentro de las relaciones de pareja o familia, o sea, la violencia de género. No a otras violencias, y mucho menos la violencia que sufren los hombres a manos de las mujeres, ni las que padecen los niños y niñas o los ancianos a manos de hombres y mujeres. Nadie dice ‘mi mujer me pega lo normal’, ni se escriben libros dirigidos a los hombres titulados ‘cásate y sé sumiso’." Nadie está diciendo que las mujeres sean incapaces de cualquier mal, pero cuando ellas ejercen violencia contra los hombres (acto que por supuesto debe ser también condenado) lo hacen por otras razones y no porque vienen avaladas por siglos de distintas formas de dominación de su sexo hacia el sexo opuesto -por lo tanto, no puede realmente considerarse violencia de género.




                          


3. “Igual la cantidad de mujeres que mueren no es tan grande comparada a la de los hombres, que son los que más cometen suicidio y los que más mueren en las guerras”. Aunque esto sea cierto, estas muertes no tienen niguna relación con el género. De hecho, la verdad es que estos hombres mueren por lo general a manos de otros hombres y en circunstancias totalmente diferentes e incomparables. Las mujeres siguen siendo asesinadas día tras día con distintas motivaciones ligadas a un machismo profundamente enraizado en la sociedad.

                                  



 4. "Claro, ahora salen a decir que cualquier muerte de una mujer es femicidio".No, obviamente que no cualquier muerte de una mujer es femicidio. Si una mujer muere por una enfermedad, o por un accidente automovilístico, por ejemplo, claramente no es femicidio. Tampoco todos los asesinatos de hombres hacia mujeres son femicidios. Si un hombre asesinara a una mujer en defensa propia o en un robo, por ejemplo, o por motivos para nada relacionados con sentimientos machistas de superioridad hacia ella, sería simplemente un homicidio. Porque cuando se usa la expresión "la mataron por ser mujer", no significa que un hombre ejerció violencia contra una persona del sexo femenino por estar en contra de su condición de mujer en sí. Significa que la agredió porque el pertenecer al sexo masculino lo hizo sentir en el derecho de ejercer violencia contra ella por considerarse superior, propietario, autor de las reglas. De nuevo, todo esto puede pasar por la mente de este hombre en cuestión de forma no del todo consciente, ya que es algo que absorbió en las primeras etapas de su socialización y que la cultura que lo rodea le afirmó durante toda su vida. Esto no lo hace menos grave, sino que significa que no es la acción aislada de un hombre y resalta la responsabilidad que tenemos todos como sociedad de no seguir alimentando este tipo de mentalidad.


                                 



 5. "Hablar de violencia de género pone a todos los hombres en la misma bolsa: no somos todos golpeadores".Nadie en su sano juicio creería que todos los hombres serían capaces de cometer actos de violencia de género. Pero es indiscutible que vivimos en una cultura machista y degradante hacia la mujer que se manifiesta a diario en forma de "micromachismos", esas sutiles actitudes o acciones que están en cierta forma legitimadas por la sociedad, vistas como algo insignificante o inocente, pero que construyen el clima que después da pie a otro tipo de agresiones más graves y evidentes. El problema de la violencia de género se resolvería mucho más rápido si los hombres -en lugar de sentirse atacados cada vez que se habla el tema, en lugar de levantar las manos y arquear las cejas alegando que la cuestión para ellos no aplica porque jamás lastimarían ni a una mosca- fueran más conscientes de los pequeños actos de maltrato hacia la mujer de los que ellos forman parte cotidianamente, porque esas actitudes (chistes sexistas, comentarios inapropiados sobre el cuerpo ajeno, insistencias o enojos ante un rechazo, etc.) son todo menos inofensivas.

                                  



6. “Hablar de femicidio implica que la vida de la mujer es más importante que la del hombre. Si el feminismo busca la igualdad, ¿por qué no lo llaman ‘igualismo’?”.Primero, los hombres y las mujeres no somos iguales en lo fisico: tenemos distintos cuerpos. Sin embargo, sí tenemos iguales derechos, somos iguales en lo social-politico, o por lo menos deberíamos. La igualdad es a lo que todos apuntamos, pero para llegar ahí, al menos en relación al género, debemos enfocarnos en las mujeres. Son las mujeres las que están detrás, las que necesitan la ayuda de toda la sociedad (sí, chicos, de ustedes también, de ustedes especialmente) para recorrer ese camino que las lleve a tener realmente los mismos derechos y libertades que los hombres en todos los aspectos de la vida. Danilo Castelli explica perfectamente por qué el feminismo no se llama igualismo: "Todo movimiento que luchó por la igualdad lo hizo partiendo de una condición concreta de desigualdad y en su nombre se notaba cuál era la estrategia para pasar de la desigualdad a la igualdad. Los que lucharon para que nadie sea esclavo se autodenominaron "abolicionistas", indicando que el camino para esa igualdad era abolir la esclavitud. Los que lucharon para que todas las naciones pudieran autodeterminarse se autodenominaron "patriotas", indicando que el camino para esa igualdad pasaba por expulsar al invasor o al poder colonial que obstaculizaba esa autodeterminación. El nombre "feminismo", que implica más derechos e igualdad de oportunidades para las mujeres, expresa muy sintéticamente que el camino concreto para la igualdad de derechos y oportunidades entre los sexos es nivelar para arriba la situación de las mujeres." Podés ser feminista y no ser igualitarista si estás en contra de un tipo de desigualdad pero a favor o indiferente a otros, pero no podés ser igualitarista sin ser feminista.



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 Cuando la igualdad de género sea finalmente alcanzada, entonces tal vez todos podamos felizmente convertirnos en fieles defensores del igualismo, para mantener esa equidad. Mientras tanto, hombres, no tengan miedo de llamarse feministas y unirse a la causa. No los odiamos, los necesitamos. Es más, les diré una cosa: si realmente creen que las mujeres y los hombres deberíamos tener los mismos derechos y libertades... Ya son feministas. No suena tan loco ¿Cierto?